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Mostrando las entradas de diciembre, 2012

Etimología de las pasiones. Ivonne Bordelois

Etimología de las pasiones (*) Por  Ivonne Bordelois 1 ENTRADA EN LA MATERIA EL LENGUAJE: ¿UN NUEVO ORÁCULO? La única libertad posible se realiza a través del conocimiento de las propias pasiones. SPINOZA Cáncer de la razón para Kant y enfermedades del alma para Platón: ésas son las pasiones en la filosofía occidental. Pero «nada importante se realiza en la historia sin pasión», dice Hegel, y Balzac coincide: «La pasión es universal. Sin ella, la religión, la historia, el arte, la novela no existirían». En nuestra vida personal, los grandes virajes y los acontecimientos más decisivos también están signados por esa fuerza de intensidad abrumadora que puede conducirnos tanto a la felicidad como a la ruina. Y así el mito, la religión, la ciencia, la historia, el psicoanálisis son a menudo interpelados como referentes fundamentales para nuestro saber acerca del origen y la naturaleza de las pasiones. En este texto hemos tratado de enfrentarnos

Capítulo 1 de El español coloquial en la conversación, por Antonio Briz Gómez

Capítulo 1 Cuestiones previas: lo oral y lo escrito. Los registros y los tipos de discurso (*) Por Antonio Briz Gómez No hace mucho escribí un cuadernillo (Briz, 1996) en el que intentaba precisar algunos términos y conceptos. Por su carácter didáctico y de iniciación en estos temas creo necesario volver a desarrollar algunas de las cuestiones allí planteadas. Lo oral y lo escrito. Lo fónico y lo gráfico. Oralidad y escrituridad «O se habla o es escribe.» Así es, pero el  hecho de reconocer una serie de diferencias polares entre una transmisión escrita, entre producir un mensaje fónica o gráficamente, respecto a sus planificación, al tiempo de ejecución  de éste, a la presencia o ausencia de contexto inmediato, etc.,[1]  no impide reconocer la existencia de manifestaciones de lo oral en lo escrito y de lo escrito en lo oral. En apariencia, lo anterior resulta paradójico, ya que, por un lado, se afirma que se habla o se escribe, si bien, por otro, se concluye que a